Los desempleados inscritos en España
en el INEM en el mes de febrero de 2016 ascendieron a 4.152.986 personas, con un incremento
de 2.231 personas respecto al mes anterior y una reducción de 359.167 personas
respecto a febrero de 2015. Pese a la importancia mediática que erróneamente se
le concede, la estadística de paro registrado no es demasiado relevante para el
análisis de coyuntura económica, ya que en la práctica no todos los que
demandan trabajo se registran en las oficinas de empleo, pues las agencias
públicas de empleo apenas participan en la colocación de desempleados, ni todos
los inscritos buscan activamente empleo, pues algunos trabajan en la economía
sumergida y otros buscan otra serie de beneficios sociales que obligan a la
inscripción. El nivel de desempleo real lo mide la Encuesta de Población Activa.
La variación en el número de afiliados a la Seguridad Social sí que es relevante para constatar la evolución de nuestro mercado de trabajo. En el conjunto de España, los cotizantes a la Seguridad Social se han incrementado en 63.355 personas en febrero. En ese mes los afiliados a la Seguridad Social ascendieron a 17.167.712, un 2,97% más que en febrero de 2015. En términos desestacionalizados, los que eliminan las distorsiones del calendario laboral, los inscritos en la Seguridad Social aumentan en 32.500 personas respecto al mes anterior.
Lo preocupante es que el ritmo de creación de empleo se reduce desde el entorno del 3,15%-3,20% en el que se había estabilizado durante los seis meses anteriores. En febrero la tasa de crecimiento interanual se reduce en todos los sectores, por lo que la desaceleración parece generalizada. Con estos datos, la Seguridad Social ha ganado 495.490 cotizantes en los últimos doce meses.
Como se esperaba, el año 2016 se va a comportar peor que el 2015 en términos de crecimiento y empleo, y lo peor es que las expectativas de inversores y consumidores se están enfriando rápidamente, y el bloqueo político tiene paralizada la inversión, lo que se traducirá en aún menores tasas de crecimiento y empleo desde el verano. El Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) desciende un 1,3% en España en el primer trimestre de 2016 respecto al cuarto trimestre del año anterior. Se trata del primer descenso de este índice en los últimos tres años. Y el Índice de Confianza de los Consumidores (ICC) ha caído en 12,2 puntos desde diciembre, y las expectativas aún más, 16,9 puntos en los dos últimos meses. Si tenemos en cuenta que el crecimiento mundial se reduce a ojos vista, con los mercados revueltos y numerosos focos de inestabilidad económica, así como que nos encaminamos a nuevas elecciones y a no tener, con suerte, un gobierno con capacidad ejecutiva hasta el otoño, no resultan extrañas estas expectativas negativas. Y crucemos los dedos para que no suceda nada grave hasta entonces.