El
PSOE, que llegaba el debate del 13J con la peor expectativa de voto de su
historia y la amenaza de perder su papel de líder de la izquierda, sale del
mismo derrotado. Si necesitaba un buen debate de su líder para
salir del desánimo, la resignación y la derrota que transpiraba por los cuatro
costados, tras el debate es la pieza herida de la que todos los demás partidos
políticos pueden nutrirse para incrementar su número de votantes.
Ya
comentaba en mi artículo sobre las
claves del debate, que Sánchez era el candidato que en peor posición
afrontaba el debate, pues no podía aspirar simplemente a salir airoso de él,
sino que era su única oportunidad de darle un giro a la campaña que animase a
sus seguidores. Tal y como analicé en otro artículo, Sánchez
perdió el debate claramente. No solo no convenció a los indecisos para votar
a su partido, sino que, según una encuesta de Metroscopia,
casi tantos votantes socialistas considera que Rivera lo hizo mejor en ese
debate, y nada menos que el 13% de sus potenciales votantes se plantea cambiar
el sentido de su voto por este motivo. Sánchez, equivocó su estrategia
centrando sus ataques en Rajoy, con el que está obsesionado, en lugar de en
Iglesias, que es quien amenaza la supervivencia de su partido. Ahora al PSOE solo le queda
minorar en lo posible las pérdidas. Y las pérdidas pueden ser cuantiosas.
Para
estimarlas, analicemos la posición ideológica de los votantes de cada partido y
centrémonos en los votantes indecisos, que son los más proclives a decantarse
de un lado u otro a lo largo de la campaña electoral.
Según
el sondeo preelectoral de mayo del CIS, la mayoría de los electores del PSOE
se ubica ideológicamente en el “4” en una escala de 1 (extrema
izquierda) a 10 (extrema derecha). Como se observa en el gráfico, la mayoría de
los electores se Podemos se auto-ubican en el “3” (algo más a la izquierda del
PSOE), los de Ciudadanos en el “5”, algo más a la derecha, y los del PP entre
el “7” y el “8”. Como se observa, el espacio entre el “3” y el “5” está
ampliamente concurrido, pues no en balde se corresponde con la ubicación
ideológica mayoritaria de la población española (en gris en el gráfico).
Del
mismo sondeo preelectoral se extrae igualmente la información sobre los
votantes indecisos que presento a continuación. Recordemos que nada menos que
el 32,5% de los votantes que han decidido ir a votar, dudan entre dos opciones
políticas. Esto significa que alrededor de 9,2 millones de votantes aún no han
decidido el sentido de su voto y lo harán durante la campaña electoral, en la
cual el hito más significativo (salvo sucesos externos imprevisibles) habrá sido el debate a
cuatro del pasado trece de junio, en el que tan mal parado salió Sánchez y su
partido, el PSOE.
Pues
bien, de esos 9,2 millones de votantes indecisos, nada menos que 3,25 millones
dudan entre el PSOE y otro partido. En la tabla a continuación se presenta la
ubicación ideológica de esos indecisos entre el PSOE y las otras tres
principales fuerzas políticas. Quedan fuera de esa tabla otros 210.000
indecisos que dudan entre el PSOE y otros partidos o la abstención.
Como
se observa, 1,1 millones de potenciales votantes socialistas duda si votar en
su lugar a Unidos Podemos (UP), y algo más de ochocientos mil duda entre PSOE y
PP o Ciudadanos. En la tabla he coloreado el destino más probable de cada uno
de los nichos de indecisos, según su cercanía ideológica a cada uno de los
partidos. En blanco he dejado los más indeterminados, aunque la tendencia
electoral indica que la mayor parte de ellos abandonará a un partido con
espíritu perdedor e indefinido a la hora de declarar sus expectativas de
pacto, como es el PSOE. Los votantes que declaran que no saben o no contestan
(NS/NC) suelen ser en su mayor parte (un 80-90%), votantes sin ideología que, a
la hora de la verdad, se decantan por el partido en el poder o por el partido con
vitola de ganador, que ahora mismo encarnan más el PP o UP que el PSOE.
Así,
el voto de la mayoría de los 450.000 votantes indeterminados (los ubicados en
el “5” y el “6”) que dudan entre PSOE y PP, pueden acabar decantándose del lado
del PP. Lo mismo sucede con los 650.000 votantes indeterminados (los ubicados
en el “3” y el “4”) que dudan entre PSOE y UP, y con los 650.000 votantes indeterminados
(los ubicados en el “4”, el “5” y en “NS/NC”) que dudan entre PSOE y C’s. Nada
menos que más de 1,75 millones de votos entre los tres. Un buen botín por el
que, a buen seguro, pelearán el resto de fuerzas políticas. A modo de ejemplo,
si los votantes indecisos “coloreados” mantuvieran su voto por la fuerza
política más cercana ideológicamente, pero el 80% de los indeterminados votasen
por el otro partido en lugar del PSOE, éste perdería incluso su condición de
tercera fuerza política. Una debacle sin precedentes, que no sería imposible.
Baste recordar como cayó a plomo el voto a Ciudadanos durante las dos últimas
semanas de campaña antes del 20D.
Así
pues, el PSOE debe centrarse en lo que resta de campaña en intentar retener a
la mayor cantidad posible de estos votantes indecisos, y para ello necesita un
golpe de efecto. El único que se me ocurre sería que definiera su política futura de
pactos, y dedicara el resto de campaña a explicarla. De otra forma, buena parte de sus potenciales votantes que rechazan al PP acabarán votando a UP, y los que rechazan a UP acabarán votando a PP o C's. Vistos los números,
tiene más que perder por la derecha (1,1 millones que dudan entre el PSOE y el
PP o C’s), que por la izquierda (0,65 millones). Pero, francamente, visto lo
desastroso de su estrategia no solo en esta campaña sino desde las elecciones
del 20D, creo que persistirán en su actual indeterminación y campaña plana.
Pero los demás no se estarán quietos. La pieza está herida y huelen la sangre.