¿Qué se puede hacer para reducir
la creciente desigualdad en la distribución de la renta? Como medida a largo
plazo la literatura económica es contundente: no hay inversión con un mayor
impacto para mejorar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad que
la educación en primera infancia (de 0 a 3 años) de los niños de familias con
renta reducida. Es decir, garantizar el derecho al uso de guarderías para las familias más desfavorecidas. ¿Por qué? Primero, mejora la educación de los niños de familias
desfavorecidas, algo que redunda en el acceso futuro a mejores puestos de
trabajo con mayores ingresos. Segundo, facilita la conciliación de la vida
familiar y laboral permitiendo que los padres (especialmente las mujeres) no se
vean obligados a elegir entre su carrera profesional o el cuidado de sus hijos,
al carecer de fondos suficientes para pagar guarderías privadas. Y tercero,
fomenta el incremento de la natalidad, lo que a largo plazo contribuirá a pagar
las pensiones. El ciudadano con bajos ingresos necesita guarderías públicas
para seguir trabajando una vez tiene un hijo y no deducciones en el IRPF que de
nada sirven.