Cada
vez parece más claro que la primera sesión de investidura para la presidencia
del Gobierno, celebrada el pasado dos de marzo, así como la segunda, que se
celebrará el próximo cuatro se marzo, no han sido nada más que puro
teatro. La opción de un acuerdo de gobierno con el PSOE no acaba el 3 o el
5 de marzo, sino el 2 de mayo, fecha en la que se disolverían automáticamente
las Cortes y se celebrarían nuevas elecciones.
Sigo convencido de que,
finalmente, habrá
gobierno, y que este gobierno será producto de un pacto de izquierdas entre
PSOE, Podemos e IU. Pero, hasta entonces, toca una dura negociación en la que
cada partido “juega” con un ojo puesto en las encuestas, que se vislumbran
cruciales para nuestro futuro político inmediato. Si durante estos meses las
encuestas otorgaran un claro sorpasso de Podemos al PSOE podría ser que les
interesara la celebración de nuevas elecciones. De no ser así, les interesa
mantener la incertidumbre hasta el final.
Así
que las encuestas serán determinantes para que se forme o no gobierno a corto
plazo. ¿Y qué nos dicen esas encuestas? Pues de acuerdo con la agregación de sondeos
realizada conforme a la trimedia mensual, cuya metodología puede consultarse aquí,
de celebrarse nuevas elecciones durante el pasado mes de febrero, el PP habría
perdido 1,6 puntos porcentuales en estimación de voto respecto al 20D, por 0,2
p.p. el PSOE, mientras que Ciudadanos habría incrementado su estimación de voto
en 1,9 p.p. e IU en 0,3 p.p. Finalmente, Podemos mantendría los votos que
recibió el 20D. Esos datos se muestran en la tabla adjunta.
Con
esas estimaciones de voto, unas nuevas elecciones bien podrían acabar
presentando un Congreso con una correlación de fuerzas similar a la actual, con
más escaños para C’s en detrimento del PP, pero sin que ninguna suma de dos
fuerzas (otra que la al parecer imposible del PP y PSOE) alcanzara una sólida
mayoría para la investidura y el posterior gobierno.
Eso
sí, pese a que podría parecer que el voto es estable para las distintas fuerzas,
el análisis de su evolución mensual muestra que esa afirmación está lejos de la
realidad, pues durante el mes de enero PP y Podemos eran fuerzas en ascenso,
mientras que PSOE, C’s e IU caían en la estimación de voto, y esa situación se
ha revertido completamente durante el mes de febrero, durante el cual parece que
los electores han premiado a las fuerzas políticas más proclives a la
negociación y el acuerdo, en detrimento de las más reacias. Si esas tendencias
se mantendrán o no es difícil saberlo, y aún desconocemos cómo van a reaccionar
los ciudadanos ante los debates de investidura fallidos en los que todos los
focos se centran en la política.
Con
las estimaciones de voto del mes de febrero el único partido que parece en
condiciones de mejorar de forma significativa sus resultados es Ciudadanos, y
el más perjudicado sería el PP, pues ambos partidos parecen experimentar una
fluida transmisión del voto en un sentido u otro. Sin embargo, unas nuevas
elecciones son una incógnita para todos los partidos, pues algunos experimentan
incrementos y reducciones de tres puntos porcentuales en apenas un mes, por lo
que nadie parece en condiciones de apostarlo todo a esa carta.
Así
pues, los sondeos de marzo o abril serán fundamentales. Si el PP continúa perdiendo
apoyos electorales podría replantearse su voto negativo al actual pacto PSOE-C’s.
Lo mismo podría suceder con Podemos, al que además se le acumula la incertidumbre
acerca de si podría repartir las exitosas confluencias, pues la valenciana parece
que se ha roto y la catalana promete tensiones si Barcelona en Común mantiene
su intención de crear un partido político propio. En el lado positivo de la
balanza, de lograr una coalición electoral con IU-UP y captar el casi millón de
votos de éstos, Podemos podría sobrepasar claramente al PSOE en intención de
voto y beneficiarse de la vigente ley electoral. Así que estos aspectos
estratégicos serán también fundamentales para la actitud que tome Podemos.
En
cualquier caso, habrá que esperar y ver las tendencias y coaliciones
electorales durante los dos próximos meses. De alcanzar un acuerdo será en el
último momento, y siempre por intereses partidistas, que lo del interés general
es algo (lamentablemente) muy secundario cuando está en juego alcanzar el
poder.