martes, 16 de febrero de 2016

Como un castillo de naipes

Podemos ha presentado su propuesta de gobierno para la próxima legislatura que incluye un incremento del gasto público de 96.000 millones de euros en 2019. En ese programa de 98 páginas se incluyen dos que catalogan de forma algo grandilocuente como “memoria económica”, en las que detallan cómo financiarían ese aumento de más de un 20% del gasto público respecto a las cifras actuales.

Además de un incremento de impuestos que aportará 28.000 millones de euros, otros 26.300 millones se financiarían con deuda pública, 12.000 millones con la lucha contra el fraude fiscal y 29.700 millones con el crecimiento de los ingresos derivados del crecimiento económico. No merece la pena debatir acerca de lo realizable o no esas cifras de aumento de ingresos. Baste decir que implica duplicar la recaudación de la lucha contra el fraude, la mayor recaudación por IRPF de nuestra historia y la mayor cifra de ingresos públicos también de nuestra historia. Por otro lado, los ingresos derivados de la lucha contra el fraude y del mayor crecimiento económico suelen ser los “sospechosos habituales” de partidas incluidas p.q.c. (para que cuadre) en todo presupuesto público que se precie. Tampoco haré sangre con el hecho de que la suma de gastos adicionales (que supuestamente asciende a 96.000 millones), en realidad sume 68.000 millones. Un errorcillo de 28.000 millones de euros lo tiene cualquiera.

Lo que resulta francamente increíble es que afirmen que, con ese incremento del gasto público, el porcentaje del mismo sobre el PIB permanecerá constante en el 43,3% entre 2015 y 2019. Y aún más increíble es que con un déficit público acumulado entre 2016 y 2019 de unos 130.000 millones de euros (financiado necesariamente con deuda), el porcentaje de deuda pública sobre el PIB (en el 100,7% actualmente) no solo no aumentará sino que se reducirá ¡en diez puntos porcentuales! Todo un milagro económico.

El secreto de semejante milagro reside en las matemáticas. En todo cociente entre dos cifras (gasto s/PIB o deuda s/PIB), si el numerador (gasto, deuda) aumenta la única forma de mantener constante o reducir el cociente es que el denominador (PIB) también aumente…y mucho. ¿Cuánto debe aumentar el PIB entre 2015 y 2019 para que los números cuadren? Pues nada menos que unos 230.000 millones de euros, pasando de un PIB de 1,07 billones en 2015 a 1,3 billones en 2019. Eso supondría crecimientos anuales sostenidos del PIB de un 5% en 2016, 2017, 2018 y 2019. Ahí es nada. Ante esas cifras, poco importa que las actuales previsiones para 2016 oscilen entre el 2,5% y el 3% y las de 2017 sean peores. Ni que las perspectivas de crecimiento mundial se estén reduciendo a ojos vista. Es que, si echamos un vistazo a la historia económica española reciente, por ejemplo desde la llegada de la democracia, nunca, pero NUNCA hemos logrado crecer durante cuatro años consecutivos a tasas del 5% anual. La mejor racha de cuatro años consecutivos de crecimiento tuvo lugar entre 1987 a 1990 y alcanzó un 3,8% anual. Pero es que tampoco existe ningún, pero NINGÚN país desarrollado en el mundo que haya alcanzado esas cifras de crecimiento sostenido del PIB en los últimos cincuenta años. De cumplirse estas previsiones, se hablaría de nosotros en los libros de historia económica mundial.

Semejantes tasas de crecimiento sostenido solo son posibles en países en vías de desarrollo que liberan el potencial de desarrollo latente que su economía tenía, pero que no desplegaba por problemas institucionales (corrupción, economía comunista, inseguridad jurídica) o de infraestructuras. Sería el caso de China al realizar la transición a una economía (más o menos) de mercado, o de España en los años sesenta al pasar de la economía autárquica de la primera etapa franquista al desarrollismo. Los países desarrollados carecen de semejante potencial de crecimiento latente, y pueden crecer a esas cifras únicamente durante uno o dos años y, normalmente, como consecuencia de un cambio tecnológico importante.

Naturalmente, si esas tasas de crecimiento del PIB no se producen, tampoco veríamos esos casi 30.000 millones de recaudación generada por el milagro económico español. Y menos aún cuando las políticas económicas propuestas suponen imponer a las empresas el mayor porcentaje de imposición efectiva sobre los beneficios de toda Europa, así como el mayor tipo impositivo sobre la Seguridad Social de las empresas, así como retrotraernos a la normativa laboral más ineficiente no ya de Europa, sino de los 34 países desarrollados de la OCDE, creando un marco regulatorio nada propicio para la inversión ni el empleo.

Así pues, el déficit público no solo no se reduciría sino que aumentaría, y la deuda pública sobre el PIB también lo haría hasta que los inversores decidieran que prestar dinero a España es tan arriesgado como hacerlo a Grecia, Portugal y compañía. Es decir, todo el programa económico se vendría abajo como un castillo de naipes. Por cierto, que en tan solo dos meses tras la llegada al Gobierno de Portugal de una coalición de izquierdas bastante más moderada de la que se pretende crear en España, la prima de riesgo ha crecido en 200 puntos básicos (un 2%). España paga ahora el 1,8% por su deuda a largo plazo, y cada punto porcentual de incremento costaría al país 4.000 millones de euros cada año en intereses. Un gasto en intereses que, vaya despiste, tampoco está incluido en la memoria económica presentada. ¿O nos van a prestar dinero gratis?

P.D.: Tras escribir esta entrada me ha dado cuenta de que, aunque no queda claro en el programa de gobierno presentado, en su programa electoral Podemos indica que 96.000 millones es lo que pretende incrementar el gasto público con respecto a lo previsto en el Plan de Estabilidad de España (39.000 millones), así que el incremento del gasto que proponen es de ¡¡135.000 millones de euros!! entre 2015 y 2019. Con esos datos, el PIB de 2019 debería ascender a 1,375 billones de euros, con un crecimiento anual sostenido del ¡¡¡6%!!! Superaremos a China a este paso...