Mencionaba
ayer
que, de acuerdo con los actuales sondeos, en el caso de celebrarse nuevas
elecciones la suma de PP y Ciudadanos estaría cerca de la mayoría absoluta de
los escaños, pero que la gran incógnita era el impacto de una posible coalición
entre Podemos e IU-UP. Pues bien, con los datos actuales esa posible coalición
cambiaría sustancialmente los resultados.
El
PP seguiría siendo el partido más votado, con un 29,2% del voto y un incremento
de 0,5 p.p. respecto al 20-D, pero la coalición Podemos-IU lograría el sorpasso al PSOE y se convertiría en la
segunda fuerza más votada del país y la primera de la izquierda, con un 24,2%
de los votos, y una reducción de apenas 0,2 p.p. respecto al 20-D. El PSOE
pasaría a ser la tercera fuerza política del país y la segunda de la izquierda,
con el 21,3% de los votos y 0,7 p.p. menos que en las pasadas elecciones. Y Ciudadanos
seguiría siendo la cuarta fuerza más votada, con un 15,6% de los votos y 1,7
p.p. más que en las elecciones de diciembre.
Hay
que aclarar que estas cifras parten de la hipótesis de que la coalición
Podemos-IU ni suma ni resta votos respecto a la concurrencia de ambas fuerzas
por separado, y esto no tiene por qué ser cierto ni mucho menos. Esa coalición
podría restar votos entre los votantes ideológicamente menos vinculados al eje
izquierda-derecha y más interesados en el eje partidos nuevos vs.
tradicionales. Es decir, podría restar votos entre los votantes que no se
consideran de izquierdas y que votan a Podemos como elemento renovador en la
política, un aspecto que se perdería al concurrir con un partido “viejo” como
IU. Pero en sentido contrario, esa coalición, que se convertiría en primera
fuerza de la izquierda, podría convertirse en el voto útil de los votantes de
esa ideología, acaparando los votos de esa franja ideológica en detrimento del
PSOE y de partidos nacionalistas de izquierdas. Para obtener datos fidedignos
de cuál sería la intención de voto a esta coalición electoral habría que
preguntar explícitamente por ella a los ciudadanos, lo que los sondeos
electoral (aún) no hacen. Con los datos actuales es imposible estimar cuál
sería su efecto, así que en esta entrada trabajaré bajo la hipótesis de
neutralidad de que la coalición Podemos-IU sumaría los votos que se inclinan
actualmente por cada uno de los partidos políticos por separado.
Pues
bien, siguiendo con esa hipótesis, es importante conocer cuál sería su impacto
en el posible reparto de escaños. Hay que tener en cuenta que el sistema
electoral español “castiga” la disgregación del voto entre distintas fuerzas
políticas y premia su concentración en pocos partidos. La existencia de
numerosas circunscripciones provinciales donde se reparten pocos escaños hace
que con porcentajes de votos inferiores al 15-20% de los votos sea imposible
obtener escaño en casi una tercera parte de las provincias españolas, lo que
beneficia la concentración del voto y a los partidos mayoritarios.
Si
las diferencias porcentuales de voto entre el 20D y el momento actual se
reprodujeran en cada una de las circunscripciones provinciales (lo que
evidentemente no será así, pero sirve para aproximar un posible reparto de
escaños), el nuevo reparto de escaños sería el siguiente.
Como se observa, la coalición electoral Podemos-IU sería la principal beneficiada de la celebración de nuevas elecciones, ganando de 7 a 10 diputados (de 78 a 81) respecto a los actuales (71). El PP perdería entre cinco y siete escaños, el PSOE de cuatro a siete y otras fuerzas políticas menores, uno o dos escaños. Ciudadanos sería la única otra fuerza política que obtendría más escaños que en el 20-D, logrando entre dos y cuatro escaños más que en las elecciones de diciembre. Aun así, resulta llamativo que con casi tres puntos porcentuales de voto menos, el PSOE seguiría obteniendo más escaños (entre dos y ocho) que la coalición Podemos-IU. En ese caso, auguro una interesante polémica sobre la legitimidad de cada una de las fuerzas para proclamarse en la líder de “la izquierda” e incluso para postularse a la Presidencia de un posible gobierno de ese signo.
Con
estos datos, el acuerdo PP-Ciudadanos no solo no estaría cerca de la mayoría absoluta
de los escaños, como sucedería si no se acordase la coalición Podemos-IU, sino
que se alejaría aún más de ella que con la actual correlación de fuerzas. La
suma de PP y Ciudadanos ascendería a 158-162 diputados, cuando actualmente suma
163, y convertiría un pacto de esta naturaleza en imposible. Por el contrario,
las coaliciones por la izquierda (PSOE-Podemos-IU) sumarían entre 161 y 167
diputados, cuando actualmente logran 161 escaños, pero seguirían necesitando de
otros apoyos para alcanzar el gobierno, aunque previsiblemente menos que en la
actualidad. Así pues, de producirse la coalición entre Podemos e IU el actual
empate entre bloques se resolvería en favor de un gobierno de izquierdas, pero
no de una forma tan clara como de no producirse.
Así
pues, esa hipotética coalición contrarrestaría el incremento en la estimación
de voto hacia PP y Ciudadanos, ya que el reparto de escaños favorecería a las
fuerzas de izquierda. Visto este escenario, no resulta tan extraña la negativa
de Podemos a facilitar un gobierno del PSOE pese a que las encuestas no les
favorecen, así como su declaración de que “no temen a nuevas elecciones”. Si
las negociaciones con IU están más avanzadas de lo que sabemos, una posible coalición
electoral Podemos-IU podría hacer más fácil un gobierno de izquierdas tras unas
nuevas elecciones…y con un candidato (Pablo Iglesias) más votado (aunque con
menos escaños) que el candidato del PSOE. Ese escenario lo cambiaría todo.
¿Pablo Iglesias, Presidente?