Desde
la celebración de las pasadas elecciones del 20-D prácticamente todos los
partidos políticos en algún momento se han arrogado para sí mismos la
interpretación de la voluntad popular. Gracias a la encuesta realizada por El
Español y a su decisión de facilitar los microdatos de la misma en abierto, es
posible hacerlo. Así, se puede concluir que los españoles prefieren de forma mayoritaria y consensuada celebrar
nuevas elecciones antes que cualquiera de las opciones concretas de pacto que
se les ofrecen.
“El
pueblo ha votado un gobierno de izquierdas”, dicen unos. “El pueblo ha votado
un gobierno de cambio”, dicen otros. “Una gran coalición es lo que quiere el
pueblo”, afirman otros. “El pueblo quiere pactos”, afirma la mayoría. “Consenso
es lo que ha votado el pueblo”, concluyen otros. Lo curioso de todas estas
interpretaciones es que se obtienen de la escasa información suministrada el
día de las elecciones. Ese día, la mayoría de los españoles mayores de edad
fueron llamados a expresar su voluntad democrática y depositaron una papeleta
con un solo voto en la urna: la de su partido preferido para gobernar el país.
El problema es que, dados los resultados electorales obtenidos al sumar todos
los votos depositados en las urnas, no hay un solo partido preferido por la
mayoría de los votantes y los partidos deben recurrir a acuerdos o coaliciones.
¡Y nadie preguntó a los españoles por sus preferencias respecto a las
coaliciones!
Por
este motivo y muchos otros (como numerosas paradojas electorales – resultados ilógicos
motivados por una mala agregación de preferencias individuales), el método de
mayoría simple (en el que cada elector tiene un solo voto que otorga a su
primera preferencia) utilizado en la mayoría de las elecciones es un método inadecuado
y no razonable para los que nos dedicamos al estudio de la elección social, un
campo especializado de las ciencias políticas, económicas o matemáticas. Ello
es así, ya que se trata de un sistema de votación que reclama del elector una
muy escasa información (su primera preferencia) e ignora otra tan valiosa como
esa (sus siguientes preferencias, indiferencias e incluso intensidades de
preferencias).
Los
teóricos de la elección social han propuesto numerosos métodos más razonables
que el de mayoría simple para intentar determinar la voluntad popular a partir
de la suma (o agregación) de las voluntades individuales de los ciudadanos. No
voy a aburrir a los lectores con una ardua descripción de cada uno de ellos.
Basta con decir que un grupo de esos métodos de agregación de preferencias
individuales se basa en la ordenación de preferencias por parte de los
electores: ordenándolas de más preferida a menos (indicando un 1 en la más
preferida, 2 en la segunda, etc.). No es mi método predilecto pues prefiero los
más modernos sistemas de evaluación, en los cuales la papeleta electoral presenta
todos los candidatos a los que el elector debe puntuar (como se hace por
ejemplo en Internet –de 1 a 5- para valorar libros o discos), pero suponen una
mejora abismal respecto a la simple recopilación de una única primera
preferencia como se hace con el método de mayoría simple.
Pues
bien, gracias a la encuesta realizada entre el del 23 al 30 de marzo de 2016 por
Netquest para el diario digital El Español, cuyos microdatos han sido tratados
por Kiko Llaneras y, en un ejercicio inusual y elogiable de transparencia,
hechos públicos por este diario, sí que resulta posible estimar las preferencias
de los españoles en cuanto a los posibles pactos políticos o la posibilidad de
celebrar elecciones.
Así,
pese a que, cuando se les pregunta en abstracto, menos de un 20% de los
españoles prefiere celebrar nuevas elecciones y demanda que los partidos
políticos lleguen a un acuerdo, cuando se les pide que ordenen de 1ª a 5ª cuál
de las siguientes cinco opciones concretas
de acuerdo prefieren:
-
Un acuerdo encabezado por el PP, con apoyo del PSOE y Ciudadanos.
-
Un acuerdo encabezado por el PSOE, con apoyo del PP y Ciudadanos.
-
Un acuerdo entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos.
-
Un acuerdo entre el PSOE, Podemos, IU y partidos nacionalistas (PNV, ERC, etc.).
-
Que se convoquen nuevas elecciones.
La
conclusión que se obtiene es que, de tener que elegir entre un acuerdo concreto (y no un abstracto acuerdo en
general), la mayoría de los españoles
prefiere celebrar nuevas elecciones antes que cualquiera de los acuerdos
propuestos. Esta
conclusión se puede obtener tanto si se utiliza el método de agregación mayoritario
por excelencia (el método de Condorcet), como si se utiliza el método de obtención
de consenso por excelencia (el recuento Borda).
El
método de Condorcet es un sistema de votación que siempre elige al ganador de
Condorcet, es decir, la opción que los votantes prefieren mayoritariamente ante
el resto de opciones, cuando se las compara de una en una. De manera informal,
el ganador de Condorcet es la opción que ganaría a todas y cada una de las
opciones rivales cuando se da a elegir entre dos. De acuerdo con este método,
los españoles preferirían por un 59% vs 41% celebrar nuevas elecciones antes de
que se alcanzara un acuerdo encabezado por el PP, con apoyo del PSOE y
Ciudadanos. Igualmente preferirían por un 61% vs 39% celebrar nuevas elecciones
antes que lograr un acuerdo entre el PSOE, Podemos, IU y partidos nacionalistas
(PNV, ERC, etc.). La opción de un acuerdo entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos
sería derrotada por un 62% vs 38%, y la de un acuerdo encabezado por el PSOE,
con apoyo del PP y Ciudadanos, del mismo modo sería derrotada por la opción de
ir a nuevas elecciones por un 63% vs 37%. Así pues, de entre las opciones propuestas, la elección mayoritaria de los
españoles sería celebrar nuevas elecciones, como ganadora de Condorcet que
es.
El
recuento Borda determina el ganador de unas elecciones otorgando a cada opción,
para cada papeleta, un número de puntos que correspondería con el número de
opciones ordenadas en una peor posición. Así otorga 1 punto para el último
clasificado, 2 puntos para el penúltimo, 3 para el antepenúltimo etc. Una vez
se han sumado todos los puntos, la opción con más puntos resulta la ganadora. Se
trata de un sistema de votación que valora las segundas o terceras opciones de
los electores, decantándose normalmente por opciones generalmente aceptables o
de consenso. Pues bien, según el recuento de Borda, la opción que más consenso despierta de entre las propuestas es igualmente la de celebrar nuevas elecciones. En segundo lugar, y a
considerable distancia, estaría el acuerdo encabezado por el PSOE, con apoyo
del PP y Ciudadanos; y despertaría prácticamente el mismo consenso el acuerdo
entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos. Más rezagado en el consenso de los
españoles estaría el acuerdo encabezado por el PP, con apoyo del PSOE y
Ciudadanos; y la opción que menos consenso despertaría sería la de un acuerdo
entre el PSOE, Podemos, IU y partidos nacionalistas (PNV, ERC, etc.).
Nos
encontramos pues, ante un escenario en el que se escoja un método que busca
determinar la voluntad mayoritaria de los electores u otro que pretenda
alcanzar la solución de mayor consenso, ambos coindicen en su resultado:
celebrar nuevas elecciones. La voluntad popular, al menos en este caso, es clara:
ningún pacto convence a los españoles y, antes que cualquiera de ellos,
prefieren nuevas elecciones.
Tomen
nota los partidos políticos la próxima vez que se proclamen intérpretes de la
voluntad popular.
P.D.:
Agradezco a El Español y, especialmente, a Kiko Llaneras, que hayan facilitado
los microdatos (y las calibraciones) de esta encuesta, sin los cuáles no
hubiera sido posible elaborar este artículo.