Las negociaciones entre PSOE y
Ciudadanos no son más que un paripé, un teatro, al menos por parte del PSOE, un
fingimiento, simulación o acto hipócrita que no tiene posibilidades de salir
adelante. Esto no quiere decir que comparta la opinión de Rajoy, expresada
coloquialmente a varios de sus colegas europeos durante la cumbre que se
celebra estos días, de que no se logrará la investidura de un nuevo gobierno en
España en los plazos establecidos y que se celebrarán nuevas elecciones
generales el 26 de junio. Sigo convencido de que, finalmente, habrá gobierno, y
que este gobierno será producto de un pacto de izquierdas entre PSOE, Podemos e
IU. ¿En qué me baso para estas afirmaciones?
En lo que hace referencia a las negociaciones del PSOE con Ciudadanos y
otros partidos, tenemos las siguientes posibilidades:
Votos favorables.
Ciudadanos podría apoyar a Sánchez
en segunda vuelta, nunca en la primera, si el compromiso alcanzado con el PSOE
fuera ambicioso y cumpliera buena parte de su programa de reformas. Con ello, la
suma de votos afirmativos de PSOE y C’s alcanzaría 130 diputados.
Otros votos favorables podría ser
los de Compromís (4), PNV (6), CC (1) e incluso IU (2). En el caso de los
nacionalistas a cambio de competencias o inversiones, y en el caso de IU para “sacar
al PP del gobierno” o a cambio de una “agenda social”. No digo que fuera
sencillo porque los nacionalistas y Ciudadanos chocan en su visión de estado y
para IU un programa económico que acepte C’s resulta difícil de digerir. Pero
seamos optimistas y asumamos que logran todos estos votos. Suman un potencial total
de 143 votos afirmativos.
Votos en contra.
El PP nunca va a apoyar ni
abstenerse en una votación de investidura de Sánchez llegado el caso. Incluso
si dejamos a un lado la animadversión personal entre Rajoy y Sánchez, las únicas
opciones de gobierno del PP son, por un lado, una investidura derrotada de
Sánchez que lo deponga de la jefatura de su partido y un acuerdo con el nuevo
líder del PSOE o, por otro lado, la celebración de nuevas elecciones con un
mejor resultado para el PP y/o Ciudadanos, confiando en que éstos los apoyen a
cambio de reformas. Es decir, los 123 diputados del PP van a votar NO a Sánchez
tanto el 3 de marzo como, en segunda vuelta, el 5 de marzo.
Los independentistas (ERC, CiU y
Bildu) votarán en contra de un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, cuyo ideario
antinacionalista estaría claro en un eventual acuerdo con el PSOE.
Todos ellos suman 19 votos más en contra que añadir a los del PP. Es decir,
123+19 =142 votos negativos.
Hasta ahora la investidura se
lograría por un solo voto de diferencia (143 vs. 142), de modo que quien tiene
la sartén por el mango es Podemos, cuya abstención podría propiciar un gobierno
del PSOE-C’s. Pero Podemos tampoco apoyaría un acuerdo PSOE-C’s, a los que
denomina “el PP en diferido”. Para implantar el modelo de sociedad que tienen
en mente necesitan estar en el gobierno y controlar los resortes del poder y
del control de las masas. Su insistencia en controlar el Centro Nacional de
Inteligencia (CNI), el ejército, la policía y los medios de comunicación públicos,
deja muy claras sus intenciones. Para “asaltar los cielos” necesitan el poder,
están en posición de lograrlo y no dejarán pasar su oportunidad. Para quien
tiene “Juego de Tronos” como su libro de cabecera y de enseñanzas resulta muy
claro que las oportunidades se presentan una vez y que desaprovecharlas puede costarte la partida. Ganar o morir es la enseñanza de Juego de Tronos.
¿Por qué entonces Podemos tiene
una posición negociadora intransigente ante el PSOE? Pura fachada, también. Más teatro.
Sabe que la opción de un acuerdo de gobierno con el PSOE no acaba el 3 o el 5
de marzo, sino el 2 de mayo, fecha en la que se disolverían automáticamente las
Cortes y se celebrarían nuevas elecciones. Hasta entonces toca una dura
negociación en la que cada renuncia se vendería como una cesión por “el bien
del pueblo” o “por un gobierno de progreso”. Si durante estos meses las
encuestas otorgaran un claro sorpasso
de Podemos al PSOE podría ser que les aportaran por la celebración de nuevas
elecciones, pero eso de momento no parece estar ocurriendo. De no ser así, les interesa mantener la incertidumbre hasta el
final. De hecho, tan aficionados como son a las escenificaciones públicas, creo
que un acuerdo PSOE-Podemos in extremis
el primero de mayo, Día del Trabajador, tiene un buen número de posibilidades
de concretarse, encuestas mediante. Ya imagino las declaraciones de "día histórico para los trabajadores"...
¿Y por qué tanto empeño del PSOE
en mantener el teatro del acuerdo con Ciudadanos? Porque todos los partidos políticos
están “jugando” a la investidura con la vista puesta en una posible repetición
de las elecciones y, de salirle bien la jugada, el PSOE pondría a Podemos en la
tesitura de tener que votar junto al PP en contra de un gobierno socialista. Ya
se encargarían luego de echárselo en cara lo que, depende de cómo lo vendieran,
podría costarle a Podemos un buen puñado de hipotéticos votos. Cuanto menos
conveniente le resulte a Podemos la celebración de nuevas elecciones, más
posibilidades existen de un acuerdo PSOE-Podemos, y en mejores condiciones para
el PSOE.
Y Ciudadanos, ¿por qué se presta
a este juego? Por un lado, porque es su única oportunidad de influir en el
programa del futuro gobierno. Quién sabe, podría acabar saliendo adelante. Y, por otra parte, porque su postura conciliadora
y proclive a acuerdos tanto con PSOE como con PP le puede rendir réditos
electorales en una futurible convocatoria electoral, tal y como, de momento al
menos, parecen sugerir las últimas encuestas.
Así pues, todos los partidos “juegan”
con un ojo puesto en las encuestas, que se vislumbran cruciales para nuestro
futuro político inmediato. Otro día hablaremos de ellas. Mientras tanto, ¡que
siga el teatro!