El PP ganaría las elecciones en el País Vasco con
un 50,2% de los votos y obtendría la mayoría absoluta de los escaños (entre 38
y 42). La segunda posición seguiría estando ocupada por el PSOE, que lograría
entre 15 y 17 escaños, mientras que En Marea se conformaría con la tercera
plaza, con entre 12 y 14 escaños. No habría, pues, sorpasso en Galicia.
De celebrarse hoy las elecciones regionales en
Galicia, el PP superaría al PSOE en casi 30 puntos porcentuales (p.p.), pero el
PSOE seguiría siendo la principal fuerza política de la oposición y de la
izquierda en Galicia, superando a En Marea. El PP conservaría la mayoría absoluta
de la pasada legislatura. El Bloque Nacionalista Gallego (BNG) seguiría siendo la
cuarta fuerza política con entre 4 y 7 escaños, mientras Ciudadanos podría obtener
por primera vez representación en el parlamento regional con un escaño por la
provincia de Pontevedra, y lucha por un escaño más por La Coruña.
Estos resultados se han obtenido a partir de los
datos de la encuesta preelectoral del CIS, realizada a principios de
septiembre, calibrados de acuerdo con una metodología propia a partir de una
ponderación múltiple de variables como sexo, edad, hábitat, provincia y
recuerdo de voto, y ajustados de acuerdo con el tracking electoral realizado por Sondaxe durante la campaña gallega.
EL PP aumentaría en 4,4 puntos porcentuales su
número de votos respecto a las autonómicas de 2012, y en 8,7 p.p. respecto a
las generales de 2016, y se convertiría en el receptor del voto útil de los
electores que en las recientes elecciones del 26J recalaron en Ciudadanos y la
abstención, para evitar el acceso de una potencial coalición de izquierdas
PSOE-En Marea-BNG al poder. El PP tiene la más elevada tasa de fidelidad entre
sus votantes, pues en su práctica totalidad aquellos que le confiaron su voto
en las pasadas elecciones generales volverían a votarlo en esta ocasión, y sería
la fuerza política más votada en las cuatro provincias gallegas, demostrando
que es una marca aún más fuerte en las elecciones regionales que en las
generales.
El PSOE ganaría 0,8 p.p. respecto a las elecciones
autonómicas del 2012, al pasar del 20,6% al 21,2% del total; y también aumentaría 1
p.p. respecto a las elecciones del 26J, conservando su posición de principal
fuerza política de la izquierda. No solo apenas se produce trasvase de votos
entre PSOE y En Marea, sino que “recupera” un importante número de votantes que
el 26J optó por la coalición Podemos-En Marea.
En Marea no lograría tampoco en las elecciones
gallegas el ansiado sorpasso que
estuvo a punto de lograr en esta región el pasado 26J, e incluso perdería
votantes que confiaron en ellos durante las últimas elecciones generales en beneficio
del PSOE, BNG y la abstención. Con respecto al 26J, perdería el 22% de los votos
(5 p.p.), al pasar del 22,2% del total al 17,2%. En Marea apenas recaba votos de
quienes el 26J confiaron en otras fuerzas políticas.
El BNG sufriría una pérdida de votos respecto a
las elecciones autonómicas del 2012, pero no tan importante como vaticinan el
resto de sondeos. Así, su número de votantes se reduciría en 0,5 p.p., al pasar
del 10,1% al 9,6%. Si se compara con las pasadas elecciones generales,
disfrutaría de un considerable incremento en el número de sus votantes, al
ganar 6,6 p.p. desde el apenas 3% que los votó el 26J. BNG recibe votos principalmente
de los votantes de Podemos de 2016.
Ciudadanos obtendría el 4,7% de los votos,
perdiendo el 46% de los votantes del 26J, que se dirigirían principalmente al
PP. Con ese porcentaje de votos únicamente podría superar el listón del mínimo
del 5% de los votos en las provincias de Pontevedra y la Coruña, donde podría
lograr un escaño, aunque la probabilidad de que lo logre es mucho mayor en
Pontevedra.
Con esos porcentajes de voto, la estimación
central de escaños sería de 40 para el PP (uno menos que en 2012), 16 diputados
autonómicos para PSOE (dos menos que en 2012), 13 escaños para En Marea (trece
más), 5 diputados para el BNG (dos menos que los actuales) y 1 para Ciudadanos
(uno más que ahora). Anova perdería sus nueve escaños actuales en el Parlamento
Vasco. EL PP podría gobernar con mayoría absoluta cuatro años más.